Seguramente recuerdas aquellas clases en donde nos explicaban cómo la naturaleza se encargaba de desintegrar los residuos y el ciclo continuaba, pero qué pasa con todo aquello que tiramos a la basura que no fue originado de manera natural, ¿alguna vez has reflexio-nado sobre qué es lo que pasa después de botar algo a la basura?
Para poder transformar una lata de soda o de cerveza al estado de óxido de hierro, la naturaleza tarda 10 años. Si se encuentra a la intemperie, se requiere mucha lluvia y humedad para que el óxido la cubra totalmente.
Un trozo de chicle masticado se convierte en 5 años, por acción del oxígeno, en un material súper duro que luego empieza a resque-brajarse hasta desaparecer.
Las botellas de plástico son las más rebeldes a la hora de transformarse. Al aire libre pierden su tonicidad, se fragmentan y se disper-san. Enterradas, duran más. La mayoría están hechas de tereftalato de polietileno (PETE), un material duro de roer, ya que los microor-ganismos no tienen mecanismos para atacarlos, por lo que pueden durar en la naturaleza de 100 a 1 000 años.
Los vasos desechables de polipropileno contaminan menos que los de poliestireno, pero también tardan en transformarse, solamente les lleva 1 000 años para hacerlo. El plástico queda reducido a moléculas sintéticas; invisibles pero siempre presentes. Sin embargo aquellos vasos y platos de poliestireno nunca llegan a ser desintegrados.
La mayoría de las muñecas articuladas son de plástico, de los que más tardan en desintegrase. Los rayos ultravioletas del sol sólo logran dividirlo en moléculas pequeñas. Ese proceso puede durar hasta 300 años, pero desaparecen de la faz de la Tierra.
Los zapatos están compuestos por cuero, tela, goma y, en algunos casos, espumas sintéticas. Por eso tienen varias etapas de degrada-ción. Lo primero que desaparece son las partes de tela o cuero. Su interior no puede ser degradado, sólo se reduce, y todo este proceso puede llegar a tomar hasta 200 años.
Bajo los rayos del sol, una colilla con filtro puede demorar hasta 2 años en desaparecer. El filtro es de acetato de celulosa y las bacte-rias del suelo, acostumbradas a combatir materia orgánica, no pueden atacarla de entrada. Si cae en el agua, la desintegración es más rápida, pero más contaminante.
Los boletos de entrada al cine, camiones, teatro, etc., deben ser de los objetos que más se arrojan al piso. La lluvia, el sol y el viento los afectan antes de ser presas de bacterias o de hongos del suelo. Si lo agarra una lluvia fuerte se disuelve en celulosa y anilinas lo cual sucede después de 3 a 4 meses.
Una botella de vidrio, en cualquiera de sus formatos, es un objeto muy resistente para los componentes naturales del suelo, ya que es una tarea titánica transformarla la cual les lleva de 1 a 2 años. Formada por arena y carbonatos de sodio y de calcio, es reciclable en un 100%.
Los envases tetra-brik no son tan tóxicos como uno imagina. En realidad, el 75% de su estructura es de celulosa, el 20% de polietileno puro de baja densidad y el 5% de aluminio. Para poder desintegrarse de forma total le toma hasta 30 años.
Y tú, ¿piensas en todo esto antes de comprar algo?